Cualquier parecido con la realidad no es meramente una coincidencia.

martes, 15 de diciembre de 2015

Pensamiento 1: Tú y yo.

Yo comencé a creer en la suerte cuando te vi con ella,
cuando leí en tus labios,
sin la necesidad de rozarlos,
el nombre de todas las ciudades a las que ella tiene pensado llevarte.
Cuando comencé a creer en la suerte no le estaba mirando a ella,
te miraba a ti.
Te miraba para descubrir que en la distancia es el tiempo quien dicta si dejar escapar algún "te quiero" de esos que nunca llegaron a salir de mi boca,
los "te quiero" que teníamos pendientes tú y yo.
Pero que
a pesar de eso
tú y yo seguiremos siendo "tú y yo"
porque yo nunca podré ser dos personas a la vez si tú estás delante,
al igual que tú desde hace unos meses no eres "tú" porque el tú se había ligado al ella para formar el conjunto.
Que tú nunca has dejado de ser "tú" y seguirás siendo "tú" porque nunca podrás cambiar eso de querer respirar al compás de suspiros provocados
y yo dejaré de ser "yo" porque siempre que intento coger aire lo rompo,
eso lo sabes bien,
pero esta vez he conseguido acariciarlo.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Donde siempre, con los de siempre.

"Me has dado tanto que incluso la poesía se queda corta."
-Loreto Sesma.

Y de repente,
un día te despiertas y,
te das cuenta de qué es lo que te hace vivir,
te das cuenta de qué o quién es el motor que te hace seguir.              

Hablo de esos amigos,
de los que todos hablan y pocos conocen.
De los que nadie habla porque cuando los conoces no hay palabras para describirlos.

Hablo de las sonrisas entre copa y copa,
de los "yo nunca" pero ellos siempre,
de los "mañana tarde de litros" y todos responden con un "a las 4 donde siempre, ¿no?"
Pero también hablo de los "esperaesperaespera ¿por qué brindamos?" De Danna
 a los cuales yo respondo: "Por mi cumpleaños"
Cuando ya saben que mi cumpleaños ha sido hace más de medio año,
pero lo que no saben es que en realidad por lo que brindo es por la sonrisa que se les dibuja en la cara cuando lo digo.
Y tambien hablo de los "¿ya, tan pronto?" de Cáceres
y de los "os quiero" de Frijo cuando estamos de fiesta.
De los "foto a lo Arantxa" y que nadie pueda estar serio.                            
Hablo de las tardes de skate todos los viernes,
de ver a Saval sacar la guitarra 
y todos los demás la sonrisa a paseo.
De cuando Víctor te dice que mires, 
que no le salga el truco y entre risas te diga "ha sido porque me estabas mirando"
y vuelve a intentarlo.

¿Todavía no sabéis de qué hablo? 
Es normal porque no habéis reido hasta llorar escuchando a Saray,
ni sabéis cómo entrecierra los ojos María cuando sonríe, 
ni lo que es un abrazo de Danna cuando tu mundo se va a pique;
porque no tenéis ni puta idea de qué es gritar por encima del "sueño contigo", como locos, un "SUEÑO CON FRIJO" junto a todos ellos. 

Que no sabéis de lo que hablo
y es normal porque a vosotros nunca os lo he dicho
pero yo se lo sigo diciendo 
(unas veces al oído y otras susurrado a pleno pulmón):
 -Me habéis dado tanto que incluso la poesía se queda corta.-

martes, 10 de noviembre de 2015

Hoy

Sigo durmiendo con la cabeza bajo las sábanas,
pero desde que no estás aprieto fuerte,
intentando simular esa falta de aire que sentía cuando dormías conmigo;
lo echo de menos.

He vuelto a pedir café con doble de azúcar porque ya no estás tú para decirme que es mejor con sacarina o,
en su defecto,
que es mejor con una única cucharadita;
echo de menos su sabor amargo.
Echo de menos el olor que desprendías tras tomar café.

También, desde que no estás, he vuelto a poner una única y triste alarma.
Ya no me merece la pena poner una alarma media hora antes porque ya no puedo verte dormir;
no puedo ver tu cara cuando estas en calma y son mis dedos los que juegan con tu pelo.
Ya no puedo besarte cinco minutos antes de que suene tu alarma para despertarte;
ya no puedo besarte.
Los primeros días me servía para asimilar tu partida,
para reconocer que ya no estás y yo no sé si estaré;
pero, aún así, echo de menos mirarte de madrugada.

He empezado a escuchar música clásica, más que de costumbre, por el simple hecho de que no tiene letra;
aunque he encontrado un músico, Ludovico Einaudi, capaz de devolverte a mi lado.
Ahora ya no suena Rulo, ni Pablo, ni Rozalen y Boza ha perdido su voz.
"A la altura justa de tus ojos" ha dejado de tener sentido y "al respirar" se ha convertido en la banda sonora de mi vida.
Si te digo la verdad echo de menos escuchar a Boza feliz.

Desde que no estás me he convertido en lo que todos quieren y nadie soporta,
me he destruido para parecerme a Grecia por si a caso a Irene le apetece escribirme un libro para, así, poder buscar, en sus últimas hojas, la crónica de mi muerte aunque ya no sé si anunciada.
Echo de menos la persona que era antes de tu huida.

Desde que me apartas de tu vida miles de pájaros mueren,
miles de niños lloran al otro lado del mundo
y tú, aquí, ríes con otras.
Te echo de menos.

Y es que, bueno, amor, hoy el frío quema más que cualquier otro día, más que en cualquier otra parte, y tú calientas otra cara, otras manos;
te arropas en otros brazos para pasar el helado invierno en otros labios.
Echo de menos el calor de tus manos.

-Y es que, amor, hoy el frío quema más que de costumbre
y tú no estás
y yo he decidido que nunca estaré.-

viernes, 30 de octubre de 2015

No todos los caminos llevan a Roma.

Yo siempre creí que todos los caminos llevaban a Roma,    
de hecho era cierto,                                       
y por eso comencé a odiar Roma ya que no encontraba ningún camino para salir de ella;                                       
y cuando creía haberlo encontrado y poder salir volvía a entrar.

Pero, entonces, llegaste tú.

Legaste tú y no me rompiste los esquemas, 
como lo habría hecho cualquiera (tú no eres cualquiera),                              
llegaste rompiendo los mapas de Roma;         
y ahora todos los caminos te apuntan a ti.

Llegaste cuando yo andaba perdida,      
entre Roma y París,                      
y cogiste mi mapa de entre las manos y me diste otro,                              
el de tu cuerpo.                         
Me pusiste una foto tuya en las manos y me dijiste que ese era el mejor camino que había para llegar al mejor destino.

También llegaste un quince de mayo en forma de pensamiento,                   
en clase de historia,                                     
de la cual me tuvieron que echar porque no te dejaba de pensar.

Y llegas todos y cada  uno de los días en forma de sueño,                           
desde los mejores sueños que he tenido contigo hasta el cañón de una pistola en tu sien; en mi sien.

Y ahora,                               
que estoy en filosofía,                       
y el profesor ha dicho que hay preguntas que no nos las planteamos de la manera precisa he llegado a la conclusión de que me formulé mal la pregunta.              
Me equivoqué, la pregunta no era:                     
“¿Cómo se sale de Roma?”
La pregunta es:

¿Cómo se sale de ti?

martes, 27 de octubre de 2015

La virtud

No te marques, decías.
Pero yo ya me marqué, tú me marcaste.
Desde el primer día, el que te vi, me calaste hasta los huesos
y fue cuestión de tiempo que lo hicieras:
Me tocaste y me hundiste.
Pero he de admitir que hasta la caída fue preciosa.

sábado, 17 de octubre de 2015

Carta de despedida.

Hola, ¿qué tal? Hace tiempo que no sé de ti,
aún que tú de mí lo sigas sabiendo todo.
No sé por qué te escribo pero tenia que hacerlo,
no debería hacerlo pero me hacia falta.
Bueno, en realidad sí que sé por qué lo hago, el único motivo es despedirme de ti otra vez, una vez más.
Cortar todos los hilos que nos unen porque ya empiezan a hacer marca, empiezan a cortar, a hacer herida
y después la herida se hace costra y la costra cicatriz;
y aunque ya me haya empezado a hacer cicatriz creo que ya basta, que no quiero que siga haciéndolo, porque entonces quién me va a querer;
porque si me sigo haciendo daño cómo me voy a querer.
Lo primero, no sé ni por qué  tú te fijaste en mí si solo soy la idiota que espera de pie, en la estación, mientras llueve;
no tengo nada de especial.
Soy un puto puzzle al que le faltan piezas porque alguien que intentó construirme se llevó unas cuantas,
porque algunas están quemadas por el incendio que más de una persona provocó sin intención de luego volver para apagarlo,
porque algunas desaparecieron por cada despedida;
porque las que quedaban están rotas por niños infelices y niñas caprichosas.
Ya que tú te has ido, y me has dejado aquí, te podrías haber llevado todo tu recuerdo.
Te podrías haber llevado a Boza y todas sus putas canciones, porque sí, porque justo a la altura de mis ojos se ha quedado la puta pena;
también a Rulo porque yo no quiero saber ni en quién piensas antes de apagar la luz ni quién está cuando despiertas tú, porque esa persona no soy yo;
te podrías llevar mis noches de insomnio y las pesadillas porque estoy harta de revivirlas una y mil veces y porque mi madre está hasta las narices de despertar, de madrugada, oyendo tu nombre gritado entre lágrimas; 
que ya estoy harta de partirme la voz por ti, gritando, para que por lo menos te gires.
Porque como dice la señorita Gae:
"Si llego a saber que tocarte tenía las caricias contadas me hubiese pegado a tu piel y no a tu recuerdo".
Pero yo no lo sabia y a mí se me terminó el duro,
como se suele decir.
Llegué, más de una noche, a rozar el suelo con mis, ya despellejadas, rodillas
y el choque no provocó revoluciones,
provocó destrozos de dentro a fuera,
de ti a mí.
Porque no, la montaña rusa no sigue su recorrido porque el piloto abandonó el vagón y yo, muy a mi pesar, no se pilotar
aunque, más de mil veces, haya dicho que sí.
A veces miento, he de admitirlo,
soy mentirosa compulsiva de promesas que no valen nada;
y otras veces digo verdades con forma de mentira que nadie cree.
Esta es mi vida, no busques más vueltas de hoja porque sería inútil buscar el libro que nadie escribió sobre mí para leer sus últimas páginas.
Como puedes apreciar, las palabras no son mi fuerte,
las odio y ellas me odian a mí pero, mira tú por dónde, me estan ayudando a escribir esta carta de despedida hacia una persona que se fue sin despedirse;
hacia una persona que hace tiempo que no me lee.
Así que, seas quien seas, gracias por leer la carta de despedida con destinatario ausente y remitente fuera de cobertura.

sábado, 3 de octubre de 2015

Las estaciones.

Como tú ya sabes,
la primavera se marchó
y pasó por nuestra cara,
como si de una hostia se tratara,
en busca del verano.
Y como también sabes,
el verano le esperaba a ella en la estación,
y que hay veranos que no son buenos
amores no correspondidos
y primaveras kamikazes.
Y así pasó.
Como ya sabes,
porque, al igual que yo, tú lo viste,
el verano ha venido con su liderazgo
llevándose todo por delante
y quemando a la primavera con su ardiente sol.
Pero es que, amor.
Como también sabes,
soy un poco kamikaze y no lo puedo evitar.
Ya sabes que a mí el verano me coge
y no me suelta,
y yo no voy a ser menos que esa persona
que se agarra a sus días
y deja que pasen
de dos en dos
o de tres en tres.
Como si no lo supieras...
ya que contigo no pasan
ni de dos en dos,
ni de tres en tres;
contigo ya me encargo yo
de robarle los días al calendario
y hacer fiesta.
Por lo tanto, el verano, se me hace demasiado corto y no me deja tiempo para respirar un minuto
cuando llega el otoño apretando las tuercas del tiempo.
Y entonces llega éste
y yo no puedo hacer otra cosa que no sea escribir sobre la primera
y el mes de abril que robamos a Sabina,
sobre cómo florecí junto a ti
al igual que los cerezos de Neruda.
Pero el invierno no le concede ni un minuto más
y llega bajando las temperaturas
al bajo cero.
Y yo no puedo evitar meterme bajo la manta y refugiarme en el recuerdo del verano,
a tu lado,
recordarte a ti paseando con tu ropa de baño,
paseando sin zapatillas por mi habitación
y riéndote  de la muerte;
no puedo evitar recordarte sintiéndote la persona más viva de este mundo.
Y mientras,
la primavera renace de sus cenizas
y se abre paso
para volver con el liderazgo de los cerezos en flor,
de las tormentas acunadas
y de pillarte leyendo Neruda.
En la cama.

viernes, 25 de septiembre de 2015

XIII

Y ahora, que todavía no te conozco del todo, me gustaría que me dijeras cuál es tu recuerdo favorito,
Qué mirada de todas las que has visto ha sido la que más te marcó,
Qué sonrisa te hace sonreír,
Cuál es tu canción favorita en el mundo,
Cuántas veces al día lloras,
Si eres de esas personas que sueñan despiertas,
Si vives con los pies en el suelo
Y si has cumplido algún sueño.

Me gustaría que me hablases de tu lugar favorito en el mundo,
De tu persona favorita,
De tus miedos, tus pesadillas y tus sonrisas.

Que me digas si prefieres el tabaco de sabores o el normal,
Si crees en el amor a primera vista,
Si te gustan las palomitas,
Y las tardes de manta y peliculón
Si te gustan los juegos a escondidas
Si eres más de besos, abrazos o caricias;
Si, aunque no tengas cosquillas, fingirías por verme sonreír.

Me gustaría saber qué sientes cuando pones un cigarrillo entre tus dientes y lo enciendes,
Si alguna vez te han dado la mano en mitad de un semáforo en rojo y qué sentiste si lo han hecho,
Si alguna vez te has enamorado de alguien que no habías visto todavía,
Y si has llorado alguna vez delante de tus amigas.

Necesito saber cuántos cuchillos levas clavados a la espalda y si alguno de estos se puede quitar sin efectos secundarios,
Cuántos besos acumulas en tu cuello,
Y cuántas noches en vela guardas en tus ojeras.

Y ahora, ahora me gustaría saber si me dejarías cogerte de la mano, cualquier día de estos, por el centro.
Si prefieres las películas de amor, humor o terror,
Por qué te gusta tanto el número trece,
Y si te gusta bailar.

En definitiva, me gustaría poder, algún día, formar parte de tu vida,
Hacerte sonreír siempre que pueda,
Convertirte en mi equilibrista favorita,
Convertirme en tu salvavidas siempre que quieras.
¿Es mucho pedir?


Si hace falta te espero toda la vida.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Madrid

Qué bonita la Cibeles
cuando se viste de blanco
y qué bonito Neptuno
cuando lo hace de rojiblanco.

Qué bonita tú,
con tus cuatro torres
y todos tus semáforos en verde.

Pero estás más bonita cuando
los tiñes de rojo
para que le coja de la mano.

-Ya sabes,
el amor y la dictadura de los semáforos.-

Qué bonita serás cuando
yo baile por tus calles,
pasee por tus aceras
y viva bajo tu mismo cielo.

Qué bonita serás cuando
me arropes cada noche
y me cobijes
cuando el termómetro haga bajar las temperaturas
al bajo cero.

Qué bonita serás cuando
yo ya no tenga más despedidas
ni en el aeropuerto,
ni en la estación de tren,
ni en la del autobús.

Pero, sobre todo, qué bonita serás cuando
le acojas a ella
y baile por tus aceras
llenando de luz todo el cielo.

Cuando llegue ella
rompiendo la dictadura de los semáforos,
a su paso,
y baile por toda la Gran Vía
calle abajo.

Qué bonita serás cuando
ella te mire a los ojos
y te trasmita su fuerza;
y te haga fuerte.
Cuando ella te mire a los ojos
y te desnude el alma.

Sé que serás más bonita cuando
ella corra y recorra,
de arriba a abajo,
todas tus calles
y te arrope,
cada noche,
con el vuelo de su falda.

-Lo único que sé es que ese sí que es un vuelo precioso,
y que es la mejor forma de volar,
la mejor que he conocido en todos estos años.-

Y que qué bonita serás cuando
tú no seas deseo y seas hogar.
Mi hogar.

-Madrid, superas completamente
todas mis expectativas.
Pues no estoy yendo y
ya te considero mi vida.-

domingo, 23 de agosto de 2015

Dieciséis metros

Quererte,
otra vez,
sería como ponerme de nuevo la venda en los ojos y saltar al vacío sin arnés;
ese vacío tan lleno de nada,
que parece tanto...

La última vez,
antes de saltar,
medía quince metros,
pero el olvido cada día excava más rápido,
cada día lo hace un poco más hondo,
y cuando se quiera dar cuenta no podrá salir.

Espero que algún día deje de hacerlo,
porque mis sentimientos se han comprado una casa al borde del precipicio y sería una pena que se cayeran.
Ahora mide dieciséis metros.   

martes, 18 de agosto de 2015

Desmintamos el tópico.

"Por mirarme como me miras a veces y romper el tópico de que los ojos claros son más bonitos."
-Nora Fernández.

El día que 
unos ojos claros
despierten mi
interés
gusto
atracción
inspiración
magia
fantasía...

El día que 
unos ojos claros
despierten en mí
todo eso;
el día que 
me despierten, 
podré decir 
que me equivoqué
al intentar romper el tópico.

El día que 
unos ojos claros
despierten en mí
algo más que 
unos ojos oscuros 
podré decirlo,
hasta entonces
me quedo con 
los suyos
color café.

-Esos sí que me despertaron bien.-

lunes, 10 de agosto de 2015

24. Me gusta (II)

Me gusta la simplicidad de las  personas, aparentemente, complejas.
Me gusta la complejidad de las personas, aparentemente,  simples.

domingo, 2 de agosto de 2015

El bosque de los sueños.

Me he dado cuenta de que hay lugares que me hacen más feliz que personas;
y personas que da igual de dónde vengan porque siempre me harán feliz.

Hablo de esos lugares en los que te pierdes
y de esas personas que te encuentras.
Hablo de noches  en vela,
entre risas y sonrisas,
contando estrellas.
Hablo de las personas que se convierten en familia, en hombro en el que llorar de pena y alegría en mitad de un abrazo de esos que transmiten que todo irá bien.
Que se convierten en espalda para llevarte a cuestas cuando no puedes más,
en apoyo, soporte, regazo, hogar...
en paracaídas para salvarme de una muerte inminente.
En salvavidas en mitad de, éste, mi  naufragio.
Pero sobre todo en sonrisa.

Hablo del lugar donde el cielo está más despejado que nunca,
donde las estrellas brillan más que en cualquier otra parte;
la verdad, creo que brillan porque reflejan la luz de todas y cada una de las personas que, durante este tiempo, viven bajo el mismo cielo.
Hablo de esas personas que conoces un día cualquiera,
en media hora,
y a las que no podría olvidar;
ni en diecinueve días, ni en quinientas noches.

Y hoy vuelvo.
Vuelvo al bosque de los sueños.
Vuelvo a verte una vez más.
Vuelvo a soñar despierta.
Vuelvo a caer en ese profundo sueño que se rompe el último día con una lágrima.
Vuelvo a las noches en vela.
Vuelvo a no soñar,
a no cerrar los ojos,
por miedo a despertar en una pesadilla de la que no pueda salir.
Vuelvo a desear volverlos a ver.

Sí hoy vuelvo es solamente por verte a ti
y no tengo ni idea de qué cojones voy a sentir,
al verte allí.

jueves, 23 de julio de 2015

Manual de vuelo (I).

Parece que nos hemos acostumbrado a caer y no dejamos de hacerlo.
Yo, que siempre he sido de los que quieren quedarse a vivir en ese instante en el que la montaña rusa llega arriba,
ahora no hago otra cosa que no sea caer en picado y con los ojos vendados.

Hace un tiempo aguantamos que nos den hostias de dos en dos y de tres en tres,
y cuando lo dejan volvemos a esperar con la cabeza y la cara bien alta a que nos den otra,
Una tras otra, una tras otra, una tras otra, una tras...

Volvemos a ponernos de pie en mitad del acantilado para volver a andar al ras del precipicio y nos vuelven a tirar.

Mi vida últimamente es una continua pared de escalada y no sé escalar,
espero a que todo se inunde y salir a flote.

Me mantengo en pie pese al cambio climático .
Pero ahora me deshago de todo lo que sobra.
De todo.
Agarro lo que me entra en los bolsillos y no me pesa,
y me pongo a andar.

Lo único que tengo claro es una cosa.

-Y es que soltando lastre se vuela mucho mejor-.

miércoles, 27 de mayo de 2015

20. Me gusta

Me gustan las personas, aparentemente, frágiles.
Me gusta la fragilidad de las personas, aparentemente, rotas.

miércoles, 20 de mayo de 2015

II.

Había una vez un chico que soñaba;
era capaz de soñar aún sufriendo de insomnio.
Y vivía,
y andaba dos palmos por encima del suelo.
Y era capaz de volar,
por encina del mar, por encima del cielo.
Y corría por las noches tras una botella de tequila,
por diversión,
y leía poesía.

Y moría cada mañana,
enredado entre las sábanas
y empapado por cada lágrima.
Y resucitaba cada noche,
leyendo algún que otro verso,
sentado en su coche.

También amaba,
aún teniendo el corazón a trocitos,
con cada uno de éstos, amaba.

Hasta que un día el chico se convirtió en hombre trajeado, y dejó de soñar.
Ya no era capaz de soñar,
y dormía sus ocho horas diarias.
Y moría,
ya no andaba por encima del suelo;
y ya no era capaz de volar,
ni por encima del mar, ni por encima del cielo.
Y ya no corría tas una botella de tequila, por diversión,
sino que, ahora, lo hacía por evasión.
Lo hacía para olvidar la decepción.

Y por la mañana se levantaba,
a cavar su propia tumba.
Y, tumbado, pensaba en números todo el tiempo,
en cuentas sin fundamento,
pensando en fórmulas que no requieran de ningún conocimiento.

Y ya no era capaz de amar;
con las heridas que los trocitos habían formado,
con todos los cortes que en su cuerpo había dado,
-su corazón ya se había marchitado.-

Y tomaba pastillas para no soñar,
y un día tomó tantas que cerró el libro y siguió tomando,
y al recostarse tiró el libro de poesía de la mesilla,
y la botella de tequila rodó por el suelo
y chocó con la de whisky,
y sonó tan fuerte que su amada lo oyó,
y cuando llegó el hombre trajeado estaba tirado en el suelo,
y la amada nunca más encontró consuelo.

Y Wendy lloraba,
y fue exactamente a las doce,
o eso marcaba el pasar del tiempo,
en su muñeca, en su reloj de Rolex,
-la hora en la cual el niño se convirtió en hombre.-
Fue la hora exacta en la cual el principito entendió a los mayores.
Fue la hora en la que nos dimos cuenta de que "nunca jamás" nunca existió.

-Fue, a las doce de la noche, la hora exacta en la cual Peter Pan murió.-

domingo, 10 de mayo de 2015

Busco.

Busco amor entero para corazón a medias.
Busco sonrisas reales para miradas de satisfacción fingidas.
Busco una infinidad de treces para una vida con muy poca suerte.
Busco persona que se ofrezca como salvavidas en mitad de, éste, mi naufragio.
Busco billetes de ida a un mundo imaginario sin fecha de vuelta.
Busco deseos caducados por falta de sueños, para ver si por lo menos cumplo alguno.
Busco un "buenos días" para una persona que adora las noches.
Busco sueños en los contenedores.
Busco persona que sea inmune al agua para que me salve de morir ahogada.
Busco emociones fuertes, no recomendadas para cardiacos, para persona arrítmica.
Busco persona que dé besos de esos que hacen temblar el suelo para persona que sólo da abrazos.
Busco caricias de más para cualquier día de estos.
Busco persona que beba un trago del vaso de agua que no fue colmado por una gota,
sino,
que fue desbordado por una lágrima.
Busco cama ajena para persona que sufre de insomnio.
Busco hombro en el cual llorar cada día.
Busco el sonido de la lluvia en personas que odian oír llover.
Busco esa persona-amanecer de la que muchos hablan y pocos conocen.
Busco persona que desprenda tanta luz como para convertirse en una hostia de belleza en el momento que la mires.
Busco persona con la cual compartir mis mejores sonrisas y mis más grandes ojeras.
Busco persona con la cual brindar sin ningún motivo.
Busco persona con la que la doble cucharada de azúcar en el café no sea exceso y con la que no echar azúcar en el té no sea ningún inconveniente.
Busco sonrisas entre cosquillas y costillas.
Busco felicidad eterna.
Busco bala perdida para persona que no supo mantener su último tiro alejado de su garganta.
Busco ojos en los que bañarme en cualquier lugar del centro.
Busco persona con la que intentar eso que leí una vez de que juntando dos tréboles incompletos, quizá, se podría formar uno de cuatro hojas.
Busco, te busco, pero no te encuentro.

viernes, 8 de mayo de 2015

Miénteme.

Y, otra vez, quise volar tan alto como antes me llevaban tus manos. Tus dedos.
Quise volar por encima del cielo
y lo único que conseguí fueron reencuentros, frente a frente,
con el suelo.
Una y otra vez.
Una y otra vez quise volar más allá del cielo, más allá del mar, más allá del infinito.
Contigo.
Contigo quise reírme de la muerte,
y lo hicimos,
vamos que lo hicimos...
Y aún así no fue lo suficiente.
No fui lo suficiente para ti.
Para mí.
Para nadie.
Pero, aunque no lo reconozcas, me quisiste.
Casi tanto como yo te quise a ti.
Y jugaste conmigo mientras yo me conjugaba contigo.
Y, creo, que te conjugué en todas las formas verbales,
menos en el pretérito imperfecto.
Tú, desgraciadamente, te encargaste de que el pretérito fuese perfecto, como tú, con la finalidad de que vuelva a mi presente,
una y otra vez,
llamando a la puerta de los recuerdos y no se quede.
Para que mi habitación se llene del aire que un día respiramos, tú y yo.
Para que se llene de momentos y que mi cabeza recuerde tú olor como si estuvieses aquí.
Y si sumamos todo eso, creo que, te daría tiempo a dar la vuelta al mundo,
con la única diferencia de que, esta vez, no sería para darme otro abrazo por la espalda,
sino,
para clavarme otro cuchillo
antes de que yo me haya levantado de tu cama.
Y es de tu cama de donde mi corazón no quiere salir.
Quiere seguir estando junto a ti.
Seguir siendo tu juguete favorito
y así poder llevarte al infinito,
como un día lo hizo.
Pero ya está tan desgastado,
tan desgarrado,
que no quiero que lo vuelvas a tocar, porque vas a deshacerlo.
Otra vez.
Sonríeme, otra vez, como la primera vez que lo hiciste
e intenta mentirme con eso de que no caíste.
Pero yo sé que caíste,
a sus pies, como yo lo hice a los tuyos,
que insististe.
Que te fuiste con ella como conmigo en su día lo hiciste.
Miénteme otra vez.
Dime que vas a volver.
No vuelvas.
No te quedes.
Marchate.
Vuelve.
Vuelveme a mentir.
Una y otra vez.
No te marches.
Quédate.
Miénteme.
Miénteme mejor.

martes, 5 de mayo de 2015

Mi héroe.

Parece que fue ayer cuando naciste con la nariz más chata de la familia y los ojos más grandes que muchos no os podríais imaginar, con las manos pequeñitas y los dedos de los pies diminutos.
Con una sonrisa de las mejores de este mundo.
Tú llegaste con el pelo más rubio que la cerveza que bebes ahora y poniendo el mundo de todos patas arriba.
Y siete años después llegué yo.
Llegué yo batiendo tu récord de la nariz más chanta de la familia, pero esta vez el que hizo que abriese los ojos fuiste tú.
Y ,es que, no hay mejor forma de utilizar eso de que tu mirada me hace grande.
Y así crecí al regazo de tu cálida mirada y hasta hace unos años fuiste tú quien me llevó a la espalda y me defendió a escudo y espada.
Para después bajarme al mundo real, pero aún así me sujetaste a dos segundos de rozar el suelo.
Y así fue cómo me quedé a tu lado y te cogí de la mano para luchar,
junto a ti,
contra todo lo que se nos ponga por delante.
Y que sí, que aunque no sepa lo que es el amor daría las siete vidas que no tengo por ti y si eso no es amor que vengan y me lo expliquen.
Y nadie entendería cómo se me encoge el mundo cada vez que te encoges de hombros y agachas la cabeza.
Nadie entiende lo que es tener un cómplice, una amigo, las noches de fin de semana que no se sale; esas noches en las que digo que no salgo para quedarme jugando contigo.
Nadie comprende lo que es el amor incondicional si no tienen un hermano.
-Nadie entiende el amor de los hermanos.-
Y yo,
te prometo,
que seré la persona que te lleve a hombros cuando tú ya no puedas seguir, cuando la vida te dé una paliza, cuando más débil estés o cuando la vida te haya destronado.
Que te prometo que nunca voy a olvidar eso de que:
"Hola! Soy el de la habitación de al lado. Deja de chillar... Es broma! Sigue siempre así.
Ya me canso de escribir así que si quieres algo ya sabes dónde encontrarme."

Y es ahora cuando voy miles de veces a buscarte y me doy cuenta de que ya no eres el de la habitación de al lado, que ya no eres mi vecino de enfrente, que ahora vives a 77km de distancia.
Pero pienso en el fin de semana y se me pasa.
Así que, ahora soy yo la que te digo que aunque ya no seamos vecinos y hayamos crecido yo seguiré siendo tu salvavidas siempre que quieras, que seguiré a tu lado pase lo que pase.
Y que no lo ocultes más.
Que todos sabemos que debajo de todos esos vaqueros y camisetas escondes una de las más grandes capas de superhéroe.
Mi héroe, no lo olvides, esa capa te queda mejor que cualquier otro disfraz.
Y que bueno, felices 23.
Que aunque ya lleves tiempo siendo un hombre para mí seguirás siendo mi pequeño.

martes, 21 de abril de 2015

IV

Es cierto, Neruda.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche,
pero también los más felices de toda la historia.

Te podría explicar cómo le robamos el mes de abril a Sabina.
Cómo tardé más de 500 noches en olvidarla,
Durmiendo en otras camas, con otra gente.
De los días no hablo,
Porque, a mi parecer,
No se merecen llamarse como tal.

Y como te iba diciendo.
Dormí en otras camas, con otra gente.
Oí llover con personas que valían millones más que yo,
Pero millones menos que ella.
Y eso es lo más triste.

Lo más triste es la historia en sí.

Te podría contar cómo la conocí.
Una tarde de verano,
Sentadas en un banco.

Te podría contar cuantas estrellas tiene en la espalda.
Las justas para formar mi constelación favorita.

Te podría contar cómo me aprendí la frase "to infinity and beyond" mejor que mi nombre.
Haciendo infinitos sobre su tatuaje con la finalidad de que ese fuera el único lazo que nos uniera.

Te podría contar como deslizaba mis yemas de los dedos por su vientre.
Haciendo infinitos para que ese momento fuera eterno.

-Un único lazo para unir a dos personas que se sienten únicas y eternas.-

También te podría contar cómo me aprendí su número de teléfono;
Unas cuantas horas después de conocerla.
Porque así,
creía que,
llamándola podría sentirme viva.
Otra vez.
Una vez más antes de volver a caer.

Te podría contar cómo marqué su número en oculto más de una noche,
Solamente,
Para poder escuchar su voz.

También te podría contar cómo tenía el corazón antes de conocerla,
En mil millones de pedacitos,
Y cómo ella,
Con un sólo abrazo, con un sólo "Sécate las lágrimas, no llores más",
Me los pegó uno a uno en su sitio.

Te podría contar cómo me reconstruyó.
Poco a poco; trocito a trocito.
Y te podría decir cómo me destruyó.
Rápidamente, con indiferencia; con mucho cuidadito.

Te podría decir que salimos a bailar el Rock and Roll de los idiotas.
Juntas.
La una tirando de la otra.

Y, ahora, te podría decir lo que quiero.
Verla bailar,
Bailes de salón,
En el salón de mi casa.
Me hubiese gustado decirle que tuve un plan nada más verla,
Pero lo único que deseé fue conjugar con ella todos los verbos que acabasen en arte.
Lo único que deseé fue gritarle que a veces me canso de tanta poesía,
Que quiero decirle a viva voz todo lo que le haría.

Te podría contar cómo me vuelve a enamorar.
Cada vez que me habla,
Con cada palabra.
Con cada sonrisa.

Pero definitivamente.
Te podría decir que estos son los últimos versos que le escribo.
Pero no,
Estos no son los últimos versos que le escribo, Sabina.

Así que.
Esperemos al próximo día que me venga la inspiración,
Y, en ese momento,
Ella esté dando tumbos por mi cabeza.
O bailando al ritmo del caer de las gotas del rocío.
En mi habitación.
Conmigo.

lunes, 13 de abril de 2015

De un domingo y tus putadas.

¿Sabes qué fue lo peor de todo?
Que yo te quise de verdad
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Y todas y cada una de las cicatrices que tengo en el cuerpo llevan tu nombre.
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Cada uno es adicto a una droga; la mía lleva tu nombre.
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Creo que voy comprendiendo eso que dice la gente de que cada uno se mata a su manera.
La mía es recordándonos.
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Creo que estoy tan enamorada de la poesía como de ti, y es normal, puesto que tú eres poesía.
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Creo que cada vez que me hablas la bala que lleva tu nombre me perfora un poquito más el pecho.
Supongo que estás tirando por la borda mi plan de olvidarte, escribiendo, los domingos.
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Hoy he vuelto a la tienda para comprar más cuadernos y bolígrafos; esto de olvidarte me está saliendo caro.
Cuando quieras te paso la cuenta.
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Noche quinientos sin ti y todavía no consigo olvidarte.
Creo que Sabina se dio demasiada prisa para olvidar.

viernes, 3 de abril de 2015

Cerrado por decepción.

Y
otra vez
como un tonto
en carne viva y cayéndose a trocitos vuelve a buscarte.
Vuelvo a buscarte entre toda esta gente, vuelvo a buscarte entre todos los kilómetros que nos separan.
Te vuelvo a buscar entre los pliegues de mis sábanas, vuelvo a buscarte en el tiempo, de camino a casa mientras llueve.
Vuelvo a buscarte en este día gris, que desde que no estás, ya no es tan bonito.
Y sí, aún sabiendo que nunca te llevaré a París sigo guardando todos y cada uno de mis céntimos.
Aunque esta vez no sé para qué.
Pero de momento los guardo para coger el próximo tren que me lleve hasta tu casa y así poder comerte a besos.
Sigo buscándote para ver si esta vez el camarero no me cura las heridas a base de alcohol,
que de eso mi corazón y está harto,
y,
tú,
por el contrario,
me podrías curar a base de saliva.
Lleva tiempo estando en falta de cariño, porque las decepciones no le dejan levantar cabeza.
Y ha sufrido más pérdidas en menos de un año que reencuentros ha tenido contigo.
Aunque tú, mejor que nadie, deberías saberlo porque la última vez que me despedí de ti creo que se metió en cualquiera de los bolsos de tu maleta.
Así que, si lo encuentras, dile que le echo muchísimo de menos.
Que está llegando demasiada gente a buscarlo y al ver que no está se acumulan en mi cabeza.
Por cierto,
leele a Escandar
Y así,
Por lo menos,
Cuando me lo devuelvas no tenga que meterme inyecciones de realidad.
De todas formas cuidalo bien, porque la última vez que lo vi estaba a punto de saltar a las vías solamente porque no supo subir al tren.
Porque le dio miedo subir al tren.
Así que comprenderás,
que poco a poco,
esté girando el cartel y cerrando las puertas.
Y sí,
creo que,
dentro de poco se podrá leer:
"Cerrado por decepción (si alguien me viene a dar un hogar, llamen a la puerta de atrás)"

jueves, 26 de marzo de 2015

Huellas de un marzo un tanto extraño.

Tengo millones de versos que no son más que versos; porque los versos, versos son y no me quedan más que versos.
Creo que tengo tantos versos por las ganas que tengo de versarte o de leerte unos cuantos al oído.
Cuando hagamos poesía.
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Tengo millones de letras intentando ser versos y así, en algún momento de la vida, dejar que se cuelen por tu oído.
Pero, parece ser que, el papel no les quiere dar un hogar y en mi cabeza ya están hartos de estar.
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Llevo un tiempo estando en masacre de versos, de besos y de utopías que no hacían más que llevarme hasta tu boca.
Y yo sin poder tocarte...
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"La vida te va quitando en la medida que te va dando.
Pura justicia del equilibrio." ~Luis Felipe Comendador.
Pues yo le digo a usted, señor Comendador, que creo que ya va siendo hora de pedirle cuentas a la vida.
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Supongo que un "te quiero" forzado no era la mejor opción.
Era más satisfactorio decir un "te quiero" fingiendo;
Pero nada comparable con un "te quiero" de verdad. De la buena y de la cara.
Porque sí, señoras y señores, el amor, desgraciadamente, hay que comprarlo.
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La primavera ha visto más cerezos desnudos que árboles deshojarse ha visto el otoño.
Y es normal que ya no quiera ser primavera, porque ha visto más corazones rotos que besos de enamorados.
Y es normal que no quiera coleccionarlos.
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La lluvia no era eso que caía sin más cuando tú te ibas.
La lluvia era la música con la cual bailabas al compás del caer de las gotas del rocío.
En mi cama.
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Y la primavera amaneció con todos los cerezos en flor, mientras, tú, seguías acunando todas las tormentas por las que no dormías.
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Para eso sirve la poesía, ¿no?
Para mantener esa fina línea que separa la locura de la cordura, o, en su defecto, salvar la caída de cualquier idiota que baile al borde del precipicio.
Conmigo.

domingo, 1 de marzo de 2015

Creo que...

Hace ya casi un año que entraste en mi vida y creo que no sería justo decir que te conozco, y espero no terminar de conocerte nunca; eso sí, espero conocerte cada día un poco más, un poco mejor.
Creo que no sería justo decir que no te quiero porque desde el primer día que entraste en mi vida apostaste por mi y fuiste una de las pocas personas que lo hizo.
Creo que no sería justo decir que no has hecho más bonito mi mundo, aunque sólo sea un poco, porque como ya sabes cambiar esta mierda está jodido; pero tú conseguiste hacerlo.
Creo que tampoco veo justo decir que no me has sacado ninguna sonrisa, como veo injusto decir que no me enamoré de ti la primera vez que te vi dormir (hay foto, pero creo que esa mejor me la guardo para mí)
Así que ya después de casi un año y millones de sonrisas a nuestras espaldas; esta enana cumple años y creo que tampoco sería justo que no recibiera una felicitación por mi parte, con todo lo que tenemos que celebrar.
Así que felices 16 ,y que cumplas muchos más (a mi lado) a poder ser.

viernes, 20 de febrero de 2015

Gracias.

Supongo que ya no hay mucho que decir, que ya no podemos hacer nada más que no hayamos hecho antes.
Supongo que ya no hay más vueltas de hoja, que tu libro ya se cerró con una gran historia en su interior.
Te puedo asegurar que eras como uno de esos libros que lees y te marcan de por vida; que aunque yo llegué a más de la mitad de la historia me hiciste hueco en tu vida y así pude vivir contigo millones de aventuras cada día.
Que no me arrepiento de nada de lo vivido a tu lado, de todas las sonrisas que nos hemos sacado.
Y, haciendo balance, creo que te puedo decir que los buenos recuerdos a tu lado ganan por goleada a los no tan buenos.
Y que gracias, muchas gracias, por estos años a mi lado, a nuestro lado, por sacarnos millones de sonrisas cuando más falta hacía.
Gracias por sacarnos todas y cada una de las lágrimas derramadas, por levantarnos cuando nuestras rodillas rozaban al suelo, por enseñarnos que somos tan grandes; por todas las veces que te veía y me decías: 'que grande estás ya, ya estás hecha una moza.'
Gracias por todo lo que hemos jugado; por los años que me has regalado.
Que hasta dentro de mucho tiempo.

Pd.: Espero que no te eches una siesta muy larga; que el tiempo vuela, el mundo no para y la vida no espera. 
Por cierto; te quiero mucho, no lo olvides.

martes, 17 de febrero de 2015

Para siempre.

Hace tiempo me dijeron que todos tenemos un día predestinado desde el día que nacemos.
Pero en tu caso quisiste crecer demasiado rápido o, simplemente, quisiste ser niño para siempre; aunque lo más seguro es que quisieses ser libre de cualquier manera posible, el mayor tiempo posible. Para siempre.
Si te digo la verdad nunca pensé que te irías.
No, tú no.
Y, sin embargo, lo hiciste; te fuiste.
Parece mentira que este día se haya convertido en la escusa para reunirnos toda la clase, a tu lado, con los recuerdos en los ojos y el anelo entre tus manos.
Parece mentira que hayamos tenido que llegar hasta este punto.
Y aún lo recuerdo como si fuese ayer; como lo estoy viviendo hoy.
Todavía recuerdo cómo todos los profesores nos mandaron cerrar los libros y escribirte.
Y todos lo hicimos, guardamos los libros, y te escribimos una carta con remitente y destinatario; aunque, en este caso, no te iban a llegar.
Supongo que lo hicimos por necesidad y no por obligación, ni tampoco por deseo; nadie quería esto.
Recuerdo cómo, entre lágrimas, toda la clase nos pusimos de acuerdo, por primera vez; y recuerdo como los llantos de anelo, desesperación y tristeza se convertían en la banda sonora de las más tristes palabra jamás escritas en un papel.
Y hoy, otra vez, de nuevo, en este lugar el cual nunca voy, vamos, a olvidar sólo te puedo decir:
Que hola de nuevo, viejo amigo.
Que aún recuerdo tu cara en educación física cuando con esa canción te saqué una sonrisa.
Que aún recuerdo cómo mis ojos se inundaban cuando mis pies este mismo suelo pisaban.
Que aún te echo de menos.
Que aún te echamos de menos.
Y que por cierto, espero que la libertad sea tan bonita como la pintan porque algunos estamos intentando salir de esta "jaula" sin un rasguño y así, en un futuro, poder verte en un mundo menos oscuro.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Al final.

Al final van a tener razón y va a ser cierto todo eso que dijo Platón de que al contacto del amor todo el mundo se vuelve poeta.
Y es que habría que estar loco para no hacerlo sólo con rozarte; sólo con ver cómo se te eriza la piel cuando te aparto el pelo y te hablo por la espalda.
Habría que ser muy tonto para no darse cuenta de cómo todo tu cuerpo se estremece cuando paso los dedos por debajo de tu vientre o cómo inclinas la cabeza para que te muerda el cuello y me pierda en tú clavícula.
Y yo te juro que no es al contacto del amor cuando todo el mundo se vuelve poeta; es al contacto con tus ojos, con tu boca, con tu piel. Es al contacto contigo.
Te prometo, y no me equivoco al decirte, que todos los poetas escribían sobre y para ti.
Que Bécquer cuando escribía te describía como poesía, sin saber que tú eres más hermosa que un par de versos;que las palabras se quedan cortas para describirte y que todo texto, poema o canción no hace justicia a tus ojos.
Que al final va a tener razón Kutxi y sí que quiero que te quedes hasta el día que lluevan pianos y eso, eso de que cuando estamos a solas molesta el caparazón.
Pero mi corazón, antes de que se hiciera de mimbre, se fue contigo y no lo he vuelto a ver.
Así que cuidamelo, algún día tendrás que devolvermelo. Y sino tranquila, que ya estoy yo yendo a buscarlo. A buscarte.
Y sí, al final va a ser verdad.
Digo, eso de que cada día estás más guapa.

domingo, 18 de enero de 2015

El primer sueño de muchos

Y hoy, por fin, en todo este tiempo que llevo conociéndote, he soñado contigo.
He soñado que te subía a lo alto de un edificio y te escuchaba durante horas, te miraba durante horas, hablábamos durante horas. Y, lo más importante, te pude dar un abrazo.
Quizás era lo que necesitaba, al final va a ser verdad todo eso de que en los sueños encontramos un mundo completamente nuestro. Al parecer te estás convirtiendo en mi mundo, o quizás sólo en una parte de mi vida, no sé. Lo único que sé es que, aunque tú no lo sepas, poco a poco me vas haciendo más falta.

martes, 13 de enero de 2015

En busca de la felicidad.

Llevo quince años buscándola y por fin la he encontrado; la he encontrado a ella.
A esa chica rubia de ojos marrones, a la chica con la que sueño todas las noches desde que la conocí.
A la chica que es musa, que es escusa para escribir sin reglas ortográficas.
La chica que es independiente, que es lágrima, que es nostalgia, que es distancia, y miles de infinitos más; pero sobre todo, es sonrisa.
La chica es es la viva imagen de la locura.
Es ella, la que calza unas Vans, unos vaqueros ajustados, una camisa y, cómo no, una sonrisa.
Después de once años ella llegó a mi vida y ya llevo cuatro caminando de su mano. De esa chica enamorada de la fotografía, la que se sienta conmigo en geografía.
Esa chica loca de remate y guapa de cojones.
Pero da igual cuánto os diga y hable de ella, porque nunca lo vais a entender si no habéis pasado un tiempo a su lado.
Nunca os podré explicar cómo se te contagia cada sentimiento reflejado en su cara.
No puedes saber lo que es la tristeza si nunca la has visto llorar.
Porque la he visto reír a carcajadas, pero nunca llorar de felicidad y espero estar allí cuándo lo haga.
No os podría hablar de su boca, su sonrisa, si nunca habéis visto la puerta al paraíso y no os podría hablar de su mirada si no habéis visto el final del arcoiris.
No sabéis lo que es andar por las nubes, ni saltar de estrella en estrella, ni acampar en la Luna, ni sabéis lo qué es tocar el sol y no abrasarse si no habéis estado a su lado y metido en su mirada.
Porque yo la he visto sería como nunca y más fuerte que nadie.
Porque ella es escudo, espada; espalda amiga.
Es regazo, es amor; es hogar.
Es niña, es mujer, es adulta; es ella, al fin y al cabo

viernes, 9 de enero de 2015

¿Cuánto tardas en dormirte?

Bueno... pensando que desde que empiezo a contar ovejitas hasta que les termino hablando de ti se me pasa media vida, y que entonces recuerdo esos momentos que revivo 1012 veces en mi cabeza...
Y pienso en cómo era el tacto de tus labios, pienso en cómo era cogerte de la mano, enlazar nuestros dedos y, por lo menos yo, sentir cómo están hechos a la perfecta medida; me paso las horas pensando en cómo era cuando mis manos rozaban tu piel suavemente y mis labios se deslizaban por ese abismo, al que muchos llaman clavícula, en el cual si caes pierdes el norte, en el cual yo perdí el norte, los cinco sentidos y el billete del tren que me separa de ti. Los cuales no echo de menos porque para sentirte no me hacen falta.
Y me paso la vida entera imaginando cómo sería pasear contigo por Malasaña, o cómo sería cogerte de la mano por Fuencarral, y, lo que es aún mejor, cómo sería besarte en mitad de la Gran Vía. En esa ciudad que será tan tuya, tan nuestra.
Me pregunto cómo será vivir creciendo a tu lado, viéndote despertar cada mañana en tu lado de la cama, la cual por las noches será el campo de batalla; nuestro propio campo de batalla. Y tú, amor, la más preciosa casualidad que podré haber conocido; porque sé que sólo tú serás la única persona capaz de matarme de amor y a la vez resucitarme con sus propios dedos.
Y lo sé porque serás esa casualidad que me tope cualquier día yendo a clase o de camino a una librería (y me tenga que dar la vuelta para confirmar que eras real) , o en cualquier bar de mala muerte en el que esa noche haya sesión de micro abierto y descubrirte en el escenario leyendo poesía o un relato sobre la primera vez que te enamoraste o tu primer verso; o simplemente entre el público, escuchando atentamente cómo los demás nos desahogamos. Y yo, subiré a leerte un texto sacado de la manga con la finalidad de tener la posibilidad de releerte en mi cama y así poder decirte al oído que llevo toda una vida entera soñando (despierta) contigo.
Me paso la vida imaginando cómo será llevarte una tarde de verano a París, de viaje express, y besarte bajo la Torre Eiffel. Ir a la aventura a Nueva York y en lo alto del Empire State parar el tiempo a tu lado, mirándote a los ojos y mirando la jungla de cemento que nos rodea. Y sentirme tan pequeña respecto al mundo y mirarte y sentirme la persona más grande de todas contigo. Me imagino viajando contigo a cada uno de los lugares que tengo en mi lista de 'dónde viajar a su lado'.
Entonces, respondiendo a la pregunta.
Creo que parezco de insomnio por volver a verte, por primera vez. Por encontrarte.
Creo que necesito ir a buscarte.
Bueno, mejor me voy a dormir y mañana ya se verá.

jueves, 1 de enero de 2015

Esperando lo inesperado.

A todos vosotros, ¿de verdad esperabais un mensaje a las 12 de la noche un mensaje que pusiera "quiero un 2015 contigo" ? No nos engañemos, que no creo que nadie nos ponga un mensaje diciendo eso. Aunque sé que más de uno miró el móvil esperando ese mensaje. Aunque yo me conformé con hablar durante horas con esa persona esperando ese mensaje sin esperanzas de recibirlo. Pero sólo con hablar durante horas me confirmo...
¿De verdad creéis que por poneros los tanguitas rojos a juego con vuestros labios vais a entrar mejor en el nuevo año? No nos mintamos, no va a pasar ni un milagro ni nada tan especial como esperas, no te va a dar suerte...
Ojalá algún año seamos capaces de cumplir todos aquellos propósitos (o por lo menos la mitad) que tenemos para el año que entra, todos esos que decimos que haremos entre copa y copa, entre uva y uva, entre risa y risa. Esos que decimos con la boca bien pequeñita y los dedos cruzados para creer que engañamos a alguien a parte de nosotros mismos.
Pero yo, por lo que a mi respecta, no soy quién para para decir lo que debéis o no hacer, cada uno que haga lo que quiera. Pero no os engañeis, por favor. No nos engañemos.
Pero sólo espero que este año sea diferente porque cuando a las doce dieron la última campanada no fue el pie derecho el primero que puse para llegar hasta mi hermano, más que nada porque llegué sin ningún pie en el suelo porque llegué hasta él volando, pero el primero que posé en el suelo cuando él me dejó en el suelo fue el derecho y eso me hace pensar que, aunque sea una suposición, este año será diferente. Y no, no me atrevo a decir mejor, porque llevarse se va a llevar a gente igualmente...
Y hoy empezamos un nuevo libro de poesía, con 365 poemas por escribir y millones de versos que perfeccionar a base de sonrisas, lágrimas y despedidas. Así que después de todo, este año sólo espero lo inesperado. Porque lo esperado todo el mundo lo espera...