Cualquier parecido con la realidad no es meramente una coincidencia.

martes, 21 de abril de 2015

IV

Es cierto, Neruda.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche,
pero también los más felices de toda la historia.

Te podría explicar cómo le robamos el mes de abril a Sabina.
Cómo tardé más de 500 noches en olvidarla,
Durmiendo en otras camas, con otra gente.
De los días no hablo,
Porque, a mi parecer,
No se merecen llamarse como tal.

Y como te iba diciendo.
Dormí en otras camas, con otra gente.
Oí llover con personas que valían millones más que yo,
Pero millones menos que ella.
Y eso es lo más triste.

Lo más triste es la historia en sí.

Te podría contar cómo la conocí.
Una tarde de verano,
Sentadas en un banco.

Te podría contar cuantas estrellas tiene en la espalda.
Las justas para formar mi constelación favorita.

Te podría contar cómo me aprendí la frase "to infinity and beyond" mejor que mi nombre.
Haciendo infinitos sobre su tatuaje con la finalidad de que ese fuera el único lazo que nos uniera.

Te podría contar como deslizaba mis yemas de los dedos por su vientre.
Haciendo infinitos para que ese momento fuera eterno.

-Un único lazo para unir a dos personas que se sienten únicas y eternas.-

También te podría contar cómo me aprendí su número de teléfono;
Unas cuantas horas después de conocerla.
Porque así,
creía que,
llamándola podría sentirme viva.
Otra vez.
Una vez más antes de volver a caer.

Te podría contar cómo marqué su número en oculto más de una noche,
Solamente,
Para poder escuchar su voz.

También te podría contar cómo tenía el corazón antes de conocerla,
En mil millones de pedacitos,
Y cómo ella,
Con un sólo abrazo, con un sólo "Sécate las lágrimas, no llores más",
Me los pegó uno a uno en su sitio.

Te podría contar cómo me reconstruyó.
Poco a poco; trocito a trocito.
Y te podría decir cómo me destruyó.
Rápidamente, con indiferencia; con mucho cuidadito.

Te podría decir que salimos a bailar el Rock and Roll de los idiotas.
Juntas.
La una tirando de la otra.

Y, ahora, te podría decir lo que quiero.
Verla bailar,
Bailes de salón,
En el salón de mi casa.
Me hubiese gustado decirle que tuve un plan nada más verla,
Pero lo único que deseé fue conjugar con ella todos los verbos que acabasen en arte.
Lo único que deseé fue gritarle que a veces me canso de tanta poesía,
Que quiero decirle a viva voz todo lo que le haría.

Te podría contar cómo me vuelve a enamorar.
Cada vez que me habla,
Con cada palabra.
Con cada sonrisa.

Pero definitivamente.
Te podría decir que estos son los últimos versos que le escribo.
Pero no,
Estos no son los últimos versos que le escribo, Sabina.

Así que.
Esperemos al próximo día que me venga la inspiración,
Y, en ese momento,
Ella esté dando tumbos por mi cabeza.
O bailando al ritmo del caer de las gotas del rocío.
En mi habitación.
Conmigo.

lunes, 13 de abril de 2015

De un domingo y tus putadas.

¿Sabes qué fue lo peor de todo?
Que yo te quise de verdad
____________________

Y todas y cada una de las cicatrices que tengo en el cuerpo llevan tu nombre.
____________________

Cada uno es adicto a una droga; la mía lleva tu nombre.
____________________
Creo que voy comprendiendo eso que dice la gente de que cada uno se mata a su manera.
La mía es recordándonos.
____________________

Creo que estoy tan enamorada de la poesía como de ti, y es normal, puesto que tú eres poesía.
____________________

Creo que cada vez que me hablas la bala que lleva tu nombre me perfora un poquito más el pecho.
Supongo que estás tirando por la borda mi plan de olvidarte, escribiendo, los domingos.
____________________

Hoy he vuelto a la tienda para comprar más cuadernos y bolígrafos; esto de olvidarte me está saliendo caro.
Cuando quieras te paso la cuenta.
____________________

Noche quinientos sin ti y todavía no consigo olvidarte.
Creo que Sabina se dio demasiada prisa para olvidar.

viernes, 3 de abril de 2015

Cerrado por decepción.

Y
otra vez
como un tonto
en carne viva y cayéndose a trocitos vuelve a buscarte.
Vuelvo a buscarte entre toda esta gente, vuelvo a buscarte entre todos los kilómetros que nos separan.
Te vuelvo a buscar entre los pliegues de mis sábanas, vuelvo a buscarte en el tiempo, de camino a casa mientras llueve.
Vuelvo a buscarte en este día gris, que desde que no estás, ya no es tan bonito.
Y sí, aún sabiendo que nunca te llevaré a París sigo guardando todos y cada uno de mis céntimos.
Aunque esta vez no sé para qué.
Pero de momento los guardo para coger el próximo tren que me lleve hasta tu casa y así poder comerte a besos.
Sigo buscándote para ver si esta vez el camarero no me cura las heridas a base de alcohol,
que de eso mi corazón y está harto,
y,
tú,
por el contrario,
me podrías curar a base de saliva.
Lleva tiempo estando en falta de cariño, porque las decepciones no le dejan levantar cabeza.
Y ha sufrido más pérdidas en menos de un año que reencuentros ha tenido contigo.
Aunque tú, mejor que nadie, deberías saberlo porque la última vez que me despedí de ti creo que se metió en cualquiera de los bolsos de tu maleta.
Así que, si lo encuentras, dile que le echo muchísimo de menos.
Que está llegando demasiada gente a buscarlo y al ver que no está se acumulan en mi cabeza.
Por cierto,
leele a Escandar
Y así,
Por lo menos,
Cuando me lo devuelvas no tenga que meterme inyecciones de realidad.
De todas formas cuidalo bien, porque la última vez que lo vi estaba a punto de saltar a las vías solamente porque no supo subir al tren.
Porque le dio miedo subir al tren.
Así que comprenderás,
que poco a poco,
esté girando el cartel y cerrando las puertas.
Y sí,
creo que,
dentro de poco se podrá leer:
"Cerrado por decepción (si alguien me viene a dar un hogar, llamen a la puerta de atrás)"