Cualquier parecido con la realidad no es meramente una coincidencia.

miércoles, 20 de abril de 2016

Pongamos que hablo de ti.

Pongamos que hablo de ti.
Pongamos que hablo del día que nos conocimos
después de diez años conociéndonos sin conocernos.
Pongamos que hablo de las noches de fiesta.

Pongamos que hablo de ti.
Pongamos que hablo de guitarra para una mejor definición.
Pongamos que hablo de negro
y de cómo resalta el tono de tu piel.
Pongamos que hablo de indie
y de ir contigo hasta el fondo del mar, si tú me llevas.

Pongamos que hablo de ti.
Pongamos que hablo de tu nombre.
Pongamos que hablo de Amanda
o Ainhoa.
Pongamos que no hablo de ninguna de ellas pero que tu nombre empieza por "A" y termina por la misma.

Pongamos que hablo de ti.
Pongamos que hablo de lo aleatorio que es todo contigo.
Pongamos que hablo en Aleatorio.
Pongamos que digo que eres inefable
y entonces todo esto no habría servido para nada.
Y entonces todo esto sería nada.

Pongamos que hablo de ti.
Pongamos que ahora te hablo de Arantxa
y que sería lo mismo que hablar de aleatorio.
Pongamos, pues, que si te hablo de Aleatorio te hablo de todo.
Porque Aleatorio es todo
y todo no es ni Ainhoa, ni Amanda
pero Arantxa es todo en todos los idiomas.