Cualquier parecido con la realidad no es meramente una coincidencia.

martes, 13 de enero de 2015

En busca de la felicidad.

Llevo quince años buscándola y por fin la he encontrado; la he encontrado a ella.
A esa chica rubia de ojos marrones, a la chica con la que sueño todas las noches desde que la conocí.
A la chica que es musa, que es escusa para escribir sin reglas ortográficas.
La chica que es independiente, que es lágrima, que es nostalgia, que es distancia, y miles de infinitos más; pero sobre todo, es sonrisa.
La chica es es la viva imagen de la locura.
Es ella, la que calza unas Vans, unos vaqueros ajustados, una camisa y, cómo no, una sonrisa.
Después de once años ella llegó a mi vida y ya llevo cuatro caminando de su mano. De esa chica enamorada de la fotografía, la que se sienta conmigo en geografía.
Esa chica loca de remate y guapa de cojones.
Pero da igual cuánto os diga y hable de ella, porque nunca lo vais a entender si no habéis pasado un tiempo a su lado.
Nunca os podré explicar cómo se te contagia cada sentimiento reflejado en su cara.
No puedes saber lo que es la tristeza si nunca la has visto llorar.
Porque la he visto reír a carcajadas, pero nunca llorar de felicidad y espero estar allí cuándo lo haga.
No os podría hablar de su boca, su sonrisa, si nunca habéis visto la puerta al paraíso y no os podría hablar de su mirada si no habéis visto el final del arcoiris.
No sabéis lo que es andar por las nubes, ni saltar de estrella en estrella, ni acampar en la Luna, ni sabéis lo qué es tocar el sol y no abrasarse si no habéis estado a su lado y metido en su mirada.
Porque yo la he visto sería como nunca y más fuerte que nadie.
Porque ella es escudo, espada; espalda amiga.
Es regazo, es amor; es hogar.
Es niña, es mujer, es adulta; es ella, al fin y al cabo

1 comentario:

  1. Cuando mi ánimo está algo bajo siempre me leo está entrada, gracias a ti y gracias a tus palabras. Nunca dejes de escribir.

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