Cualquier parecido con la realidad no es meramente una coincidencia.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Madrid

Qué bonita la Cibeles
cuando se viste de blanco
y qué bonito Neptuno
cuando lo hace de rojiblanco.

Qué bonita tú,
con tus cuatro torres
y todos tus semáforos en verde.

Pero estás más bonita cuando
los tiñes de rojo
para que le coja de la mano.

-Ya sabes,
el amor y la dictadura de los semáforos.-

Qué bonita serás cuando
yo baile por tus calles,
pasee por tus aceras
y viva bajo tu mismo cielo.

Qué bonita serás cuando
me arropes cada noche
y me cobijes
cuando el termómetro haga bajar las temperaturas
al bajo cero.

Qué bonita serás cuando
yo ya no tenga más despedidas
ni en el aeropuerto,
ni en la estación de tren,
ni en la del autobús.

Pero, sobre todo, qué bonita serás cuando
le acojas a ella
y baile por tus aceras
llenando de luz todo el cielo.

Cuando llegue ella
rompiendo la dictadura de los semáforos,
a su paso,
y baile por toda la Gran Vía
calle abajo.

Qué bonita serás cuando
ella te mire a los ojos
y te trasmita su fuerza;
y te haga fuerte.
Cuando ella te mire a los ojos
y te desnude el alma.

Sé que serás más bonita cuando
ella corra y recorra,
de arriba a abajo,
todas tus calles
y te arrope,
cada noche,
con el vuelo de su falda.

-Lo único que sé es que ese sí que es un vuelo precioso,
y que es la mejor forma de volar,
la mejor que he conocido en todos estos años.-

Y que qué bonita serás cuando
tú no seas deseo y seas hogar.
Mi hogar.

-Madrid, superas completamente
todas mis expectativas.
Pues no estoy yendo y
ya te considero mi vida.-

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